martes, 6 de septiembre de 2011

Señor y Virgen del Milagro-Salta


Según la tradición, el dominico fray Francisco Victoria, obispo de Tucumán prometió enviar desde España un santo Cristo de tamaño natural, como obsequio para la iglesia de Salta. La imagen llegó flotando en un cajón al puerto de El Callao, Perú, en 1592, junto a otro que contenía una imagen de la virgen del Rosario destinada al convento de Santo Domingo, en Córdoba.
Las autoridades de Lima remitieron la carga a Salta a lomo de mula. El Cristo fue depositado en la sacristía de la iglesia matriz, donde permaneció olvidado durante cien años.
Los fuertes y reiterados temblores del 13 de septiembre de 1692, provocaron la caída, pero no la rotura, de la imagen de la Inmaculada Concepción de María, que fue interpretada como la primera señal "de una secreta advertencia y un aviso de Dios".
Los padres jesuitas recordaron al Santo Cristo y lo liberaron de su encierro; lo colocaron frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad. Frente a la plaza principal, a pocos metros de distancia, se alzaba el altar de la Virgen. Horas después, los padres encabezaban una procesión con el Santo Cristo, al que llevaban en andas.
Al amanecer del día 14 la tierra dejó de temblar, volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el día 15 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del "milagro", designando a la Inmaculada como Virgen del Milagro.
A partir de entonces, los católicos salteños sellaron un pacto de fidelidad con el Señor y la Virgen del Milagro, que desde entonces se renueva todos los años, convocando a multitudes y convirtiendo a las celebraciones patronales salteñas en una de las manifestaciones de fe más importantes de Argentina, cada 15 de septiembre

CASABINDO-Jujuy


El pueblito puneño Casabindo (a 120 Km de Abra Pampa, Jujuy) está de fiesta una vez al año. El 15 de agosto sus calles se alegran porque atrae la atención de lugareños y forasteros que quieren celebrar la Asunción de la Santísima Virgen María, Patrona del lugar.
En el pueblo de 150 habitantes se prepara la Fiesta dedicada a la Santísima Virgen en su fiesta litúrgica, precedida de un novenario y terminada con "El Toreo", que tiene carácter de ofrenda y oración.
Desde las vísperas del 15 de agosto suenan las campanas y revientan bombas anunciando la próxima alegría. En la noche se cantan las Vísperas y después, en la puerta de la Iglesia, como se hizo en el Novenario, aunque con más solemnidad, se bailará el Suri, y los Caballitos, sí se encuentran quiénes lo saben danzar.
Las campanas, las bombas y el bombo anuncian, a la madrugada del día 15, la fiesta esperada. Desde el alba la Iglesia está llena de fieles para la Primera misa de comunión.
Terminada la misa, la procesión dará vuelta a la "plaza de toros", deteniéndose en las "posas" para incensar las imágenes.
la variedad de colores cálidos de los vestidos y ponchos, de los arcos de las andas y de los arreglos de las imágenes, rompe la monotonía del rojizo dominante en el paisaje y del color tierra de la estenografía edificia.
La misa solemne empieza tarde. Se repiten las escenas de la misa anterior, y luego se realiza la procesión que recorre las calles del pueblo. Se detienen en cuatro esquinas. Se inciensan las imágenes, y al llegar al templo, se las coloca en su lugar preferencial, mientras los bailarines hacen su "adoración" en la puerta.
Solamente el mediodía pone una pausa en la intensidad de la fiesta casabindeña, ya que después del almuerzo, se sigue festejando y así se llega al toreo. Cabe notar que el toreo no es cruento y es el único de su naturaleza en todo el territorio de la Republica Argentina. Desde ese momento, Casabindo vive pendiente de lo que se ha de realizar frente a la Iglesia, en "la plaza de toros" y con la imagen de la Virgen en la puerta, como bella espectadora divina. Comenzará lo imprevisto y lo improvisado, cualquiera será torero para cualquier torito. Se necesita únicamente uno dosis de valor y agilidad. El secreto del éxito consiste en que el improvisado torero saque, de entre los cuernos del animal, una cinta roja con monedas de plata antigua que lleva atada a los mismos. Es la misma cinta roja que estuvo a los pies de la imagen de la Santísima Virgen durante la procesión. La imagen de la Virgen será colocada en su nicho, y Casabindo volverá a su silencio y a su soledad.